Hay vida eterna, esto lo ha insistido Jesucristo reiteradamente en el Evangelio, no una, ni dos, ni tres veces; sino reiteradamente. La resurrección de Cristo es la mejor garantía.
Hay vida eterna, hay esperanza, es un mensaje maravilloso.
El sufrimiento puede transformarse en un gran tesoro si los ofrecemos y unimos a la pasión de Cristo.
La oración es el poder más grande sobre la tierra.
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