VIVIRÉ ESTE DÍA COMO SI FUESE EL ÚLTIMO DE MI  VIDA
(Pergamino cinco de "El Vendedor más Grande del Mundo" de Og  Mandino)
Viviré este día como si fuese el último día de mi vida. No  perderé un momento en lamentarme por las desgracias, las derrotas, los  sufrimientos del ayer. ¿Por qué debo desperdiciar lo que es bueno en lo malo?  ¿Puedo vivir de nuevo los errores de ayer, y corregirlos? ¿Puedo volverme más  joven que ayer? ¿Puedo anular los golpes que he asestado, el dolor que he  provocado? No; el ayer ha quedado sepultado para siempre, y no pensaré más en  él. 
Viviré este día como si fuese el último día de mi vida; porque  este día es todo lo que tengo, y estas horas son ahora mi eternidad. Soy en  realidad un hombre afortunado; ¿por qué se me ha permitido vivir este día extra,  cuando otros mucho mejores que yo han muerto?  Es ésta otra oportunidad para  convertirme en el hombre que yo sé que puedo ser. Si malgasto el día de hoy,  destruyo la última página de mi vida. 
Viviré este día como si fuese el último de mi vida. Evitaré  cuanto mata al tiempo: A la indecisión la destruiré con la acción; a las dudas,  con la fe; al temor, con la confianza; coquetear con la ociosidad, equivale a  robar, y yo no soy ladrón. 
Viviré este día como si fuese el último de mi vida. Los deberes  de hoy, los cumpliré hoy: Acariciaré a mis hijos; abrazaré a mi mujer, y la  besaré dulcemente; mañana ya no estarán, y yo tampoco. Hoy le prestaré ayuda al  amigo necesitado, porque mañana ya no me necesitará.  
Viviré este día como si fuese el último de mi vida, y si lo es, será mi monumento más grande. Aprovecharé todas las horas, y a los minutos los canjearé solamente por algo de valor. Trabajaré más que nunca, ganaré más que nunca. Mi último día deberá ser mi mejor día, y si éste no es mi último día, caeré de rodillas, y daré gracias.