PEDIRLE A DIOS
(Extracto de reflexión dominical del padre Rogelio Narváez Martínez)
No le pidas cosas a Dios. Pídele en lo profundo de tu oración que   te conceda la capacidad de trabajar, que bendiga tu esfuerzo, que tu cuerpo esté   bien, que tengas la salud del alma y del cuerpo; pero no esperes nunca   que Él te haga las cosas o que te conceda las cosas ya   hechas.
¿No te has dado cuenta? En el   tiempo presente, abundamos en la iglesia aquellos que nos limitamos a pedirle a   Dios algunos objetos, más allá del solicitarle y valorar sus verdaderos   dones.
Parece   esto una verdadera epidemia. Los hombres queremos las cosas hechas, queremos   sacarnos la lotería y chantajeamos a Dios, y esto provoca que la pereza haga   presa de los niños y de nuestros jóvenes. Date una vuelta por la calle y te   podrás dar cuenta de que abundan aquellos que en el inicio y en la plenitud del   vigor, parecen preferir la mendicidad infértil sobre el esfuerzo y sobre el   cansancio fructificante. 
Resulta verdaderamente   doloroso, que hoy en día nuestros jóvenes vayan perdiendo la dimensión de la   dignidad y del auto-respeto.
Aprendamos y enseñemos a decirle al Señor:
"No me des un pan, no me des un vestido, no me des dinero, no me des un viaje, no me des una joya, no me des una casa ni un automóvil".
Pidámosle desde el fondo del corazón:
"Dame la vista, dame el habla, dame la escucha, dame las manos, dame los pies.
De lo demás, si Tú me lo permites, me encargo yo".
"Sí Tú me das lo que verdaderamente es útil en la vida, si Tú me conservas la vida, con tu bendición yo conseguiré el pan, yo conseguiré el vestido, yo conseguiré la casa.
Sabiendo que en la realidad, en tu misericordia, eres Tú el que me   lo has dado".
Pidámosle al Señor que podamos ver lo que realmente es importante   en la   vida.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.