EN PAZ
(Amado Nervo)
Muy  cerca de mi ocaso yo te bendigo, vida,
  porque nunca me diste  esperanza fallida,
  ni trabajos injustos,  ni pena inmerecida.
  
  Porque veo al final  de mi rudo camino
  que yo fui el  arquitecto de mi propio destino;
  que si extraje la  miel o la hiel de las cosas,
  fue porque en ellas  puse hiel o mieles sabrosas.
  Cuando planté  rosales, coseché siempre rosas.
  
  ...Cierto, a mis  lozanías va a seguir el invierno;
  ¡mas tú no me dijiste  que mayo fuese eterno!
  Hallé sin duda largas  las noches de mis penas;
  mas no me prometiste  tú sólo noches buenas,
  y en cambio tuve  algunas santamente serenas...
  
  Amé, fui amado, el  sol acarició mi faz.
  ¡Vida, nada me debes!  ¡Vida, estamos en paz!
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.