"No atesoren en la tierra, donde la polilla y el orín corroen, donde los ladrones socavan y roban. Atesoren más bien en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corroen, ni los ladrones socavan ni roban; porque donde está tu tesoro, allí está también tu corazón". Mateo 6, 19-21.
LUZ
  Cien mil  personas se han reunido en un estadio de los Ángeles, California. 
  Un sacerdote les está hablando. De pronto interrumpe su plática para informar  que no se alarmen, pues serán apagados todos los focos del estadio. Todo queda  en profunda oscuridad; el padre les dice: 
  "Encenderé un cerillo; los que vean su luz digan SÍ". En cuanto brilla aquel  punto de luz, la muchedumbre grita: SÍ. El padre explica: "De manera semejante  cualquier acto bondadoso de uno de ustedes brillará en las tinieblas de un  corazón humano. Por pequeño que sea el acto de bondad, no podrá pasar  desapercibido. Luego el padre agrega: "Ustedes pueden hacer mucho más. Todos  los presentes que tengan un cerillo enciéndalo, por favor". De pronto la  oscuridad se convierte en un centelleante mar de pequeñas llamas. "¿Están  viendo ustedes?", Todos juntos lograremos ahuyentar las tinieblas".
  Que Dios  y María Santísima los bendigan.   Mary y  Jaime.