SALUDARÉ ESTE DÍA CON AMOR EN MI CORAZÓN
(Pergamino dos de “El Vendedor más Grande del Mundo” de Og Mandino)
Saludaré este día con amor en mi corazón, éste es el secreto más grande del éxito en todas las empresas; y hasta que no domine este arte, no seré más que un charlatán en el mercado.
Haré del amor mi arma más poderosa, y nadie podrá resistirla; podrán contradecir mi razonamiento, desconfiar de mis discursos, desaprobar mi modo de vestir, pero mi amor, irradiará calor en sus corazones.
Saludaré este día con amor en mi corazón; ¿cómo?, contemplaré todo con amor, y seré un hombre nuevo: Amaré al sol porque me da calor, y amaré a la lluvia porque purifica y fecunda; amaré la luz porque me muestra el camino, y amaré la oscuridad porque me enseña las estrellas.
Saludaré este día con amor en mi corazón; y, ¿cómo hablaré?, elogiaré a mis enemigos, y se volverán mis amigos; animaré a mis amigos, y serán mis hermanos; buscaré siempre la forma de hablar bien, nunca mal de nadie. ¿Qué?, ¿acaso los pájaros, el viento y el mar, no hablan todos con la música de alabanza para su Creador; no podré hablar así a sus hijos?
Saludaré este día con amor en mi corazón; ¿cómo procederé?, amaré a todas las personas, porque todas tienen cualidades propias dignas de admiración, aunque tal vez ocultas: Amaré al hombre con aspiraciones porque puede inspirarme; amaré a los que fracasan, porque pueden enseñarme; amaré a los ricos, porque sufren de soledad; amaré a los pobres, porque… ¡Son tantos!; amaré a los jóvenes por la fe a que se aferran.
Saludaré este día con amor en mi corazón. ¿Pero cómo reaccionaré ante la conducta de los demás?, amándome a mí mismo; evitaré todo lo que pueda dañar mi cuerpo, mi alma, mi mente, mi corazón; no permitiré al vicio ser amo de mi cuerpo, ni dejaré que mi alma se vuelva complaciente y satisfecha. Seré moderado en todos mis apetitos; y alimentaré mi espíritu con la meditación y la oración. El odio ha sido desterrado de mi ser.
Saludaré este día con amor en mi corazón. Viviré en el amor, y tendré éxito.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.