"Si al llevar tu ofrenda al altar, te acuerdas allí que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda delante del altar y vete antes a reconciliarte con tu hermano; después vuelve y presenta tu ofrenda". Mateo 5, 23,24.
IDEAS DE LUIS JORGE GONZÁLEZ
Las personas excelentes no se permiten palabras negativas en su interior.
Dios Ha puesto al hombre en manos de su propia decisión.
Dios ha dado al ser humano el poder de la decisión.
Cristo nos ha liberado para la libertad, pero no toméis la libertad como pretexto para servir al egoísmo, antes servíos mutuamente por el amor. San Pablo.
La libertad interior consiste en elegir con qué sentimiento queremos reaccionar frente a una situación que no podemos cambiar.
La vida se nos presenta como un abanico de posibilidades.
La vida significa cambio. Cada día necesitamos eliminar de nuestro organismo de 300 a 800 mil millones de células muertas. Las células de páncreas se renuevan cada 24 horas; la flora intestinal, cada tres días; los glóbulos blancos, cada diez días; las aminas del cerebro cada 28 días. Nuestro cuerpo es un fenomenal proceso de muerte y renacimiento.
Dentro de nosotros hay un movimiento febril; ocurre una actividad pasmosa, increíble, un movimiento febril de cambio de reposición.
La vida está hecha para crecer. Nosotros llevamos dentro una fuerza poderosa que nos impulsa a cambiar y a desarrollarnos, no sólo físicamente, sino también en el campo psicológico, impulsados al cambio, al crecimiento, al desarrollo en pos de la plenitud. Hay dentro de nosotros una fuerza pujante que nos impulsa al cambio.
Las falsas creencias impiden el crecimiento, el progreso, el desarrollo, el cambio. Las creencias son tremendas.
Pensamientos negativos impiden el cambio; reglas fijas: "Árbol que crece torcido, jamás su tronco endereza"; Genio y figura hasta la sepultura"; "Así soy, y siempre he sido así"; "Yo no nací para amar"; Nací con mala estrella"; "Tengo mala suerte"; "Soy un desastre"; "Mi destino ya está escrito"; Así Quehe sido y así seré".
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.