MI LUCHA MÁS SANGRIENTA LA TENGO CONMIGO MISMO, TODOS LOS DÍAS.
(Extracto de reflexión dominical del padre Rogelio Narváez Martínez)
No son las aptitudes las que sacan adelante a las personas sino las actitudes.
Las aptitudes suelen moverse en la región de nuestro entendimiento, en cambio, nuestras actitudes se desplazan a través de la región de la voluntad.
Entendemos por una aptitud una disposición natural en una persona como para realizar algo en la existencia.
En cambio, una actitud es la disposición de ánimo manifestada exteriormente ante cualquier situación que afrontemos, sea del tipo que sea.
Las mejores actitudes brotan de nuestra búsqueda de Cristo.
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jueves, 27 de febrero de 2020
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