LIBRE ALBEDRÍO
Dios ha puesto al hombre en manos de su propia decisión. Yo elijo ser feliz o infeliz; estar triste o alegre; trabajar o descansar. Yo decido moverme o estar quieto; ejercitarme o quedar inactivo; seguir acostado o levantarme. Nadie decide por mí; nadie piensa por mí. Es mi elección, mía, de nadie más. Fuera excusas; fuera pretextos. El problema no es el problema. El problema es cómo reacciono ante el problema.
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viernes, 20 de noviembre de 2020
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