viernes, 1 de agosto de 2014

UN CORAZÓN LIMPIO.

UN CORAZÓN LIMPIO

 

El hombre mira a las apariencias, pero Dios mira al corazón.

Ante Dios el hombre no puede ocultar lo que lleva en su corazón.

Dios mismo puede concederle al hombre un corazón nuevo, un corazón puro (Sal 51,12), un corazón que le escuche.

Desde un corazón limpio se podrá ver a Dios.

Nuestro modelo, sin lugar a dudas, será siempre Jesús, Aquel que es manso y humilde de corazón y que puede hacer que nuestro corazón arda mientras nos habla.

El Señor Jesucristo, el día de hoy nos invita a la conversión. 

Pidámosle a Dios la conversión. Así como el oro se depura, así también nosotros hemos de ser purificados y santificados para poder servir a Dios.

Si tú y yo no amamos al prójimo como Jesús lo ama, ¡necesitamos conversión!

Si tú y yo no vemos al prójimo como Jesús lo ve, ¡necesitamos conversión!  

Si tú y yo no tratamos al prójimo como Jesús lo trataría,  ¡necesitamos conversión!

Que Dios y María Santísima te bendigan.   Mary y Jaime.

 

Entradas populares