jueves, 14 de mayo de 2015

AYUDAR A LOS DEMÁS A ENCONTRAR LA LUZ.

AYUDAR A LOS DEMÁS A ENCONTRAR LA  LUZ

(Ideas que obtuve de la Conferencia dictada el martes 12 de mayo, a las 20:00 horas, de 2015, por el Obispo Juan Armando Pérez Talamantes)

Tengan los mismos sentimientos de Cristo.

El ser humano debe cultivarse.

¿Hay ganas de cultivarnos o que el mundo ruede?

DOS NIÑOS, DOS FORMACIONES DISTINTAS

(REFLEXIÓN)

Al primero, papá y mamá le leen cuentos todos los días, antes de ir a dormir. El niño cuestiona, dialoga, comenta, propone, imagina, opina, piensa, aprende.

El segundo niño, todos los días ve televisión con sus hermanos; luego oye música ruidosa, se la pasa con videojuegos.

Pasan los años, el primer niño crece y se desarrolla en un mundo de principios, valores y virtudes. Su vida tiene un sentido; sabe de dónde viene y hacia dónde va.

El segundo niño crece y se desarrolla en un mundo de frivolidad, pereza, negligencia, apatía, aburrimiento, soledad, carente de amor y de sentido en la vida…

La naturaleza da, pero no basta, hay que cultivar al ser humano.

Que el niño aprenda, que opine, que imagine, que proponga, que dialogue, que trascienda.

El ser humano necesita acciones que unan cuerpo y alma para dar fruto: virtudes que lleven a la felicidad.

El ser humano ha de producir fruto.

No bastan los ojos para ver, hay que saber ver.

No bastan los oídos para oír, hay que saber oír.

No basta el cerebro para pensar, hay que saber pensar.

No basta leer, sino dialogar sobre lo leído; aprender a dar una opinión.

No todo clima favorece a los naranjos; no todo ambiente favorece al ser humano.

Si al Estado, si a las Instituciones, si a la Familia, si a la Escuela, si a la Iglesia no le interesa el ser humano, estamos huérfanos.

¿Quién podrá interesarse en el ser humano?

Que Dios y María Santísima te bendigan.   Mary y Jaime.

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DONDE ESTÁ TU TESORO ALLÍ ESTÁ TU CORAZÓN

"No atesoren en la tierra, donde la polilla y el orín corroen, donde los ladrones socavan y roban. Atesoren más bien en el cielo, donde ni la polilla ni  el orín corroen, ni los ladrones socavan ni roban; porque donde está tu tesoro, allí está también tu corazón". Mateo 6, 19-21.


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