Cada uno está invadido por una luz divina que viene de Dios. Abramos nuestro corazón para recibirla.
Sintamos el amor de Dios y su presencia divina. Percibamos su energía vital en cada pedacito de nuestro ser.
Recibamos al ESPÍRITU SANTO, fuente de luz y amor que desea anidar y vivir para siempre en nosotros.
Descubramos a Dios en nuestro interior. Oigamos su mensaje de amor.
Dios nos habla, y en el silencio escucharemos su voz.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.