YO TAMPOCO TE CONDENO
Jesucristo no alimenta los sentimientos de culpa de la mujer adúltera: "¿Dónde están los que te condenaban? ¿Ninguno te ha condenado? Y ella contesta: "Ninguno, Señor"; luego el Señor alimenta su seguridad y paz al decirle: "Yo tampoco te condeno, vete y no vuelvas a pecar".
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.