MENSAJE DEL PÁRROCO
FIESTA DE CRISTO REY
CRISTO JESÚS vino a instaurar un reino, el REINO DE JUSTICIA, DE PAZ Y DE AMOR. Para nosotros, los nacidos en América, no existe una experiencia de los que es un reino. Más de una vez asociamos la palabra reino a las fábulas novelescas o a los cuentos de hadas, donde aparecen castillos, reyes y princesas. La mejor de las veces la palabra reino la asociamos a la descripción de algún libro o a las imágenes de alguna película. Para CRISTO un reino no es así.
El auténtico REINO está formado por un PUEBLO que es llamado por DIOS y que voluntariamente acepta ese llamado. Un PUEBLO que acepta los preceptos puestos por CRISTO y que se esfuerza por vivir el VERDADERO ESPÍRITU EVANGÉLICO. El REINO DE CRISTO no habla de castillos e historias románticas. El pertenecer al REINO es pertenecer al grupo de personas que obran según la voluntad de CRISTO. Los que pertenecen al REINO no son los que viven en tal o cual lugar (reino) sino los que unidos por el ESPÍRITU SANTO obran según los preceptos del amor, según la fuerza del mismo ESPÍRITU.
El EVANGELIO de hoy es claro, el juicio de DIOS será sobre nuestro comporta-miento. ¿Hice o no hice el bien? Esta es una pregunta muy amplia y fácilmente nos podemos excusar por tener un concepto equivocado "de hacer el bien". Por ello el EVANGELIO pone ejemplos muy claros de las principales obras que serán juzgadas: Tuve hambre y me diste de comer, desnudo y me vestiste, sediento y me diste de beber, enfermo o encarcelado y me visitaste.
Más de una persona entre nosotros podemos excusarnos de no haber realizado alguna de las obras mencionadas, sin embargo en el EVANGELIO no aparecen excusas, CRISTO sólo juzga los hechos, sólo exige que demos frutos con los talentos que recibimos desde nuestro bautismo, con los dones que nos da cotidianamente. CRISTO solo pide que seamos fieles en las cosas de menor importancia, que tomemos conciencia de que somos administradores no dueños de la creación y de su gracia.
En cuál grupo deseamos estar en el momento del juicio. ¿Entre los benditos o entre los malditos? No esperemos descubrirlo hasta el final; si nuestras obras corresponden a las obras de CRISTO, desde hoy sabremos entre quienes estaremos. Decídete a vivir entre los elegidos, entre los que son invitados a pasar junto al PADRE.
¡Sea alabado Jesucristo!
Pbro. Gerardo J. Cárdenas Rdz.
P Á R R O C O
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jueves, 22 de noviembre de 2018
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