Se cuenta que hubo en Estados Unidos, un hombre llamado Emmanuel Nínger, que a los 65 años de edad conservaba su fama de hombre respetable y honrado.
Una mañana, al pagar sus compras con un billete de 20 dólares, en la tienda de siempre, la muchacha que lo atendió traía las manos mojadas y experimentó la sensación de ver despintarse el billete.
Ante esto llamó a la policía, quien además de incautar a Emmanuel sus herramientas de falsificador de billetes, le recogió tres autorretratos que más tarde se subastarían en 20 mil dólares.
Si tenemos en cuenta que Emmanuel Nínger invertía más tiempo en falsificar un billete que en dibujar un cuadro, la pregunta obligada es:
¿A quién robó?
A él mismo.
Además, negó a otras personas la oportunidad de conocer su arte y su talento.
Dios da a cada persona talentos. Todos tenemos la oportunidad de servir a los demás con las cualidades que Dios nos ha regalado.
Sería un desperdicio tener un talento y no darle buen uso.
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domingo, 1 de mayo de 2022
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