martes, 9 de abril de 2013

HUMILDAD.

EL FARO

Hay una vieja historia que cuenta de unos marineros en un barco que una noche vieron lo que parecía otro barco que venía directo hacia el suyo.

El capitán ordenó al señalero que dijera a la otra tripulación: cambie su curso diez grados al norte.

Cambie usted su curso diez grados al sur; fue la respuesta que llegó de inmediato.

Soy un capitán. Cambie su curso al norte.

Y yo soy un marinero de primera, cambie su curso al sur.

Esto enfureció al capitán quien ordenó al señalero decir:

Insisto que cambie su curso al norte, estoy en un barco de guerra.

Y yo le digo que cambie su curso al sur. Estoy en un faro, fue la respuesta.

Negarnos a cambiar, puede llevarnos al desastre.

¿Qué posición tomamos en nuestro trabajo, en la familia?

¿Somos acaso como el barco, empecinados en seguir adelante a toda costa, a toda marcha; confiando en que somos tan poderosos social y económicamente como el del buque de guerra?

Comandantes que ni siquiera escuchamos a un marinero de primera.

No oímos o nos hacemos los sordos.

O estamos atentos al consejo sabio y oportuno, llegando hasta el amigo enfermo y necesitado. Orientadores hacia el camino de vida y no de muerte.

Que Dios nos guíe y nos ilumine; que nos dé sabiduría.

Que Dios y María Santísima te bendigan.   Mary y Jaime.

 

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