CARTA DE UN PADRE A SU HIJO
Consérvate en paz.
Huye de la envidia y la avaricia.
Si sufres, quéjate ante ti mismo, ante el médico y ante nadie más.
Sé tú mismo. Condúcete con sencillez.
Destierra de ti la mentira y la hipocresía.
Sé prudente, comprensivo y tolerante.
Cuida tu cuerpo, pero más tu alma.
Ten siempre algo bueno en tu mente.
Habla menos de ti y de tus cosas.
No interrumpas a las personas cuando hablen.
Domina tu lengua.
Medita más, busca en tu interior.
No dejes de rezar. Llénate de Dios.
Sé auténtico; no finjas, no mientas y no presumas.
Haz lo que debas hacer, sin quejarte; ofrece tu trabajo a Dios.
Si tienes algo, ayuda y no lo digas.
Sé humilde y discreto.
Aprende de todos.
Vales demasiado para dejarte corromper.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.
