martes, 21 de enero de 2020

Ramiro quiere un paquete.

RAMIRO QUIERE UN PAQUETE

¡Eres un irresponsable, 14 años encima y eres un niño!

-Se te olvidó, papá, enseñarme a llevar paquetes.

¿Cuándo se contó conmigo en casa para algo? ¿Cuándo tuve que recoger a mis hermanos del colegio?

Ayer mandaste al chofer a pagar mi colegiatura. Y el mes pasado fuiste tú mismo.
Se te olvidó, papá, dejarme pagar mi colegiatura.

¿Cuándo tuve yo qué lavar el coche los domingos? ¿Y arreglar el jardín? Y ¿Recoger la mesa y lustrar a diario mis zapatos?

¿Por qué no me mandas a entregar los pedidos de medicina a la farmacia América?, o ¿recibir el gas y pagarlo esta mañana?

Quiero realizar pequeños trabajos y comprar calcetines rojos con mi dinero que yo he ganado.

Mamá, quiero ir por la leche y el pan todos los días. Y si no quiero, ¿por qué no me mandas?

Se te olvidó mandarme, mamá. Es más fácil que el chofer y las sirvientas hagan bien las cosas y sin riesgos.

¿Por qué no te arriesgaste a dejarme llevar un paquete?

Se te olvidó, mamá, enseñarme a llevar paquetes. Se te olvidó enseñarme a ser hombre.

Y a los 14 años se me caen las manos. A mí también me da vergüenza.

Fíjate que en el colegio nombraron a Roberto "delegado del grupo". Dicen que tiene responsabilidad.

A Roberto lo nombró el maestro "coordinador de la excursión"; Roberto recibe las cuotas, y nos da los avisos.

Roberto desde chico lava el coche de su casa y, arregla el jardín; recoge a sus hermanos, aunque llueva y tenga mucha flojera; él también paga el gas y compra sus tenis.

También a Enrique, mi amigo que tú conoces, lo hicieron jefe de tareas, y las reparte y escribe los promedios.

Y a Ramiro, tu hijo, lo dejaron sin paquete. Dicen que no tengo responsabilidad.

Se te olvidó, papá, enseñarme desde chico a cargar paquetes; y llevarlos, aunque llueva y tenga flojera. Se te olvidó mandarme a fuerza, si no quiero.

Se te olvidó contar conmigo. No quisiste arriesgar poco a poco; ni fuiste confiando en mí cada vez más.

Ni me fuiste dejando paquetes a la medida de mis manos de 9, 11 y 12 años, a la fuerza de mis brazos de esa edad y mi voluntad creciente que se quedó raquítica.

Por favor, papá, enseña a Jorge, mi hermano de 8 años a llevar paquetes número 8; a Leticia de 9, sus paquetes de 9: Y no tendrás que decirles: ¡Eres un irresponsable con 14 años encima; eres un niño.

Y ellos sabrán llevar paquetes del número 25 y 40.
Dicen que son paquetes la vida y la familia, y el trabajo y la profesión.

¡Y tantos paquetes tirados en la calle! ¡Cuántos se me cayeron de las manos con vergüenza!

No se te olvide, papá, de enseñar a ser hombre a Jorge, y mujer a Leticia.
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