LO QUE DIOS UNE, QUE NO LO SEPARE EL HOMBRE
Al término de una junta con padres de familia, aproximadamente a las diez de la noche, del 16 de noviembre de 1972, un profesor soltero, de casi 25 años, dialogaba con tres de sus compañeros para seleccionar el restaurante al que irían a tomar un café.
El profesor y uno de sus amigos no se ponían de acuerdo:
Uno decía aquí, y otro decía allá.
Después de varios intentos fallidos, el maestro aceptó ir al restaurante que propuso el amigo.
Al llegar al sitio seleccionado, los amigos llegaron a una mesa.
El último en sentarse fue el profesor.
Al momento, divisó a pocos metros a una muchacha joven.
La miró sin malicia… Quedó atónito… No salía de su asombro…
Ante él aparecía esa niña bella y dulce; ingenua y sencilla; simpática y atractiva; mujer de alma blanca y pura; de mirada tierna, luminosa y transparente:
Amor a primera vista.
(Hoy, hace cuarenta años)
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.