"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia". Mateo 5, 7.
NADIE DECIDE POR MÍ
Yo decido gastar o ahorrar, hablar o callar, engordar o enflacar, estar triste o alegre, quieto o activo. Nadie decide por mí. Si me desvelé o me acosté temprano, fue decisión mía, de nadie más. Yo decido creer y rezar, confiar y actuar. Nadie decide por mí. Yo decido criticar o alabar, crecer o disminuir, elevarme o hundirme. Yo decido cambiar o seguir igual, es mi decisión.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.