Atesoren, más bien en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corroen, ni los ladrones socavan ni roban; porque donde está tu tesoro, allí está también tu corazón". Mateo 6, 20, 21.
LO APRENDÍ DE PAPÁ Y MAMÁ
No es prudente mandar a otra persona a hacer lo que está en mis manos realizar. Si no puedo hacerlo por enfermedad o por otra situación extrema en la que me vea imposibilitado, pediré ayuda. Si yo lo puedo hacer, lo haré: Tender mi cama, lavar el plato y cuchara que usé, colgar mi toalla; colocar en su lugar mis prendas de vestir y demás artículos que necesite y utilice.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.