domingo, 2 de febrero de 2020

Siempre habrá una solución.

SIEMPRE HABRÁ UNA SOLUCIÓN
Un hombre virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer.
El hombre fue llevado a juicio.
El Juez, que estaba de acuerdo con el verdadero asesino, dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre honesto, y devoto del Señor, dejaremos en manos de Dios tu destino.
Vamos a escribir en un papel la palabra CULPABLE; y en otro, la palabra INOCENTE. Tú escogerás uno de ellos, y será la mano de Dios la que decida".
El mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: CULPABLE.
La pobre víctima, todavía sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa.
El acusado tomo uno de los papeles, lo llevó a su boca y lo comió rápidamente.
Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon airadamente: ¿Por qué hizo eso?, ¿ahora cómo vamos a saber el veredicto?
Es muy sencillo, respondió el hombre. Es cuestión de leer el papel que queda, así sabremos lo que decía el que me tragué.
Tuvieron que dejar libre al acusado; jamás volvieron a molestarlo.
Cuando todo parezca perdido, usemos la imaginación.
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