EL PODER DE UNA MADRE
Santa Mónica luchó toda su vida para que su hijo Agustín se acercara a Dios, y así le ofreció a Dios sus oraciones, sacrificios, ayunos y muchísimas lágrimas, hasta que un día su hijo (San Agustín) tuvo un encuentro fuerte con el Señor al escuchar a otro hombre muy santo: San Ambrosio de Milán. (De una reflexión dominical del padre Rogelio Narváez Martínez).
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miércoles, 17 de junio de 2020
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