LA TEMPESTAD CALMADA.
Subió Jesús a una barca, le acompañaron sus discípulos.
De pronto se alborotó tanto el mar, que las olas cubrían la barca, pero Jesús dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, le dijeron:
"Señor, sálvanos, que perecemos". Jesús les dijo:
"¿Por qué tembláis, hombres de poca fe?" Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino gran calma. Maravillados decían los hombres: "¿Quién es éste a quien hasta los vientos y el mar obedecen? San Mateo VIII, 23-27.
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miércoles, 24 de junio de 2020
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