viernes, 20 de enero de 2012

SANTA MÓNICA A SU HIJO SAN AGUSTÍN.

(Extracto de reflexión dominical del padre Rogelio Narváez Martínez).

 De las distintas apreciaciones sobre la vida eterna de aquellos que vivieron la etapa adulta de la fe, en lo personal me agrada esa última lección de cristianismo que le da Santa Mónica a su hijo, san Agustín.

 

"No llores si me amas, si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo.

Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos.

Si pudieras ver los caminos, el horizonte y los senderos por los que ahora atravieso.

Si pudieras contemplar como yo, la belleza ante la cual las bellezas languidecen.

¡Créeme!, el día en que tu alma vuele hasta este cielo, al cual yo te he precedido.

El día en que la muerte venga a desatar los nudos como ha roto los que a mí me encadenaban.

Ese día me volverás a ver, y encontrarás en mi corazón tus ternuras aumentadas.

Me verás en la transfiguración, en éxtasis, feliz.

Ya no esperando la muerte sino avanzando juntos.

Pues te llevaré de la mano por senderos nuevos de la luz y de la vida.

¡Enjuga pues tu llanto, y no llores si me amas!".

 Santa Mónica le estaba dando a su hijo la última lección sobre la doctrina de Cristo. Le explicaba el último artículo del credo que profesamos domingo a domingo: "Creo en la resurrección de los muertos y en la vida del mundo futuro".

Que Dios y María Santísima te bendigan.     Mary y Jaime.

 

 

 

Entradas populares