domingo, 28 de julio de 2013

HOY SERÉ DUEÑO DE MIS EMOCIONES.

HOY SERÉ DUEÑO DE MIS EMOCIONES

(Pergamino seis de "El Vendedor más Grande del Mundo" de Og Mandino)

Hoy seré dueño de mis emociones.

La naturaleza es un ciclo incesante.

La marea sube y baja.

El sol aparece y se oculta.

Al invierno le sigue la primavera.

Yo soy parte de esa naturaleza, y mis estados de ánimo suben y bajan.

Pero hoy seré dueño de mis emociones.

Si el gozo de ayer es la tristeza de hoy.

Ésta se convertirá en las alegrías del mañana.

¿Cómo dominar estas emociones para que cada día sea más productivo?

No puedo ofrecer a mis clientes pesimismo, porque su reacción será negativa.

Tengo que ofrecerles gozo y entusiasmo, para que me acepten y me compren.

Tengo que ser dueño de mis emociones.

Si me siento deprimido, cantaré.

Si me siento triste, reiré.

Si me siento enfermo, redoblaré mi trabajo.

Si siento miedo, me lanzaré adelante.

Si me siento inferior, miraré hacia el cielo.

Si me siento inseguro, levantaré la voz.

Si siento la pobreza, pensaré en la riqueza futura.

Si me siento incompetente, recordaré éxitos del pasado.

Si me siento insignificante, recordaré mis elevadas metas.

Hoy seré dueño de mis emociones.

Sabré reconocer las fuerzas destructoras que se me acerquen, con una aparente sonrisa.

Si quiere invadirme la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.

A la abundancia opondré el recuerdo de mis escaseces.

A las ideas de grandeza, presentaré mis pasadas humillaciones.

Si la riqueza me sonríe, me acordaré de los pobres.

Al orgullo lo aplastaré con mis momentos de debilidad.

Hoy seré dueño de mis emociones.

Así comprenderé y reconoceré los estados de ánimo de aquellos con quienes me encuentre.

Toleraré sus enojos, y sabré ignorar sus insultos.

Mañana su humor será distinto, y visitarlos será un placer.

No volveré a juzgar a una persona a primera vista.

Éste es un secreto que me abrirá de par en par las puertas de la riqueza.

Hoy seré dueño de mis emociones.

Así seré dueño de mí mismo.

Controlaré mi destino.

Seré grande.

Me convertiré en el vendedor más grande del mundo.

Que Dios y María Santísima te bendigan.   Mary y Jaime.

 

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