EN LA RECEPCIÓN DE UNA OFICINA DECÍA:
Nunca te quejes de nada ni de nadie porque tú y únicamente tú eres la causa de todo…
No digas jamás que la situación está muy difícil, lo estará para ti; hay muchísimas personas para las cuales no tiene nada de difícil…
Tú eres la causa de todo lo que te acongoja, como eres también la causa de tu escasez, de tu situación, de tus dificultades, de tus desdichas…
La causa de todo eres tú…
Por impuntual, envidioso y egoísta…
Por, irrespetuoso, flojo y burlista…
Por indisciplinado, atarantado, y faltista…
Por desorganizado, vanidoso y criticón…
Por mentiroso, fingido y negativo…
Aprende de los fuertes, de los activos y trabajadores…
De los honestos, leales y sinceros…
Aprende de los discretos, puntuales y ordenados…
De aquellos que no se dan por vencidos…
Aprende de las personas respetuosas, positivas y leales.
Sé como los hombres sinceros, cabales y de una sola cara…
De aquellos que son congruentes, sencillos y que no pregonan sus triunfos…
Deja de ser un frívolo, pesimista, negativo y criticón.
Levántate, anímate, báñate, apúrate, muévete, despabílate, esfuérzate.
¡Sé hombre!
Que Dios y María Santísima te bendigan.
Mary y Jaime.
