¡Cuántos desearían estar en mi lugar!
Es maravilloso tener brazos cuando hay tantos mutilados; que mis ojos vean, cuando hay tantos sin luz; que mis manos trabajen, cuando hay tantos que mendigan; que pueda hablar, cuando hay tantos que enmudecen.
Es maravilloso, Señor, darme cuenta de todo lo que tengo. Gracias, Dios mío.
Ayúdame a valorar lo que me has dado.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.