EQUIDISTANCIA
Cada uno de nosotros, en el plano de las relaciones, somos como satélites los unos de los otros.
Y es que entre nosotros debe haber una equidistancia que pueda mantener un estado de salud en nuestra relación.
Nuestra vida para que sea digna debe convertirse en un continuo girar dentro de una delicada geometría de nuestras esferas celestes.
Aún las órbitas de los planetas suelen ser elípticas; a veces más cerca y a veces más lejanos, pero nunca en la misma distancia.
Los cuerpos celestes conocen sus leyes: se acercan o se alejan según las estaciones, la masa y la velocidad, y así se mantienen los cielos.
Se trata de la sabiduría de Dios aplicada al Cosmos, que bien debiera inspirar nuestra propia astronomía relacional.
Hoy debemos pedirle a Dios que nos ayude a salir de nuestro egoísmo. También debemos pedirle a Dios la virtud de la paciencia para con nosotros mismos y con los demás.
(Extracto de reflexión dominical del padre Rogelio Narváez Martínez).
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.