LA CONCIENCIA
Un hombre muy pobre, se presentó a la misión, para pedir de limosna un poco de harina.
El misionero gustosamente se la dio en una olla.
El hombre, vuelto a la choza, encontró en la harina una moneda de plata.
Al día siguiente llegó de nuevo a la misión y le dijo al misionero:
Padre: Dentro de mí hay un hombre bueno y un hombre malo.
Anoche no pude dormir.
El hombre bueno me decía: "La moneda de plata no es tuya, devuélvela a su dueño".
El hombre malo me decía: "El dueño te ha dado todo, la harina, la olla y también la moneda de plata; quédate con la moneda".
Padre, yo quiero vivir en paz y dormir de noche.
Aquí tienes la moneda de plata.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.