SECUENCIA DE CORPUS CHRISTI,  DE SANTO TOMÁS DE AQUINO
    Al  Salvador alabemos,
  que es nuestro pastor y guía.
  Alabémoslo con himnos
  y canciones de alegría.
    Alabémoslo  sin límites
  y con nuestras fuerzas todas;
  pues tan grande es el Señor,
  que nuestra alabanza es poca.
    Gustosos  hoy aclamamos
  a Cristo, que es nuestro pan,
  pues Él es el Pan de Vida,
  que nos da vida inmortal.
    Doce  eran los que cenaban
  y les dio pan a los doce.
  Doce entonces lo comieron,
  y, después, todos los hombres.
    Sea  plena la alabanza
  y llena de alegres cantos;
  que nuestra alma se desborde
  en todo un concierto santo.
    Hoy  celebramos con gozo
  la Gloriosa Institución
  de este Banquete Divino,
  el Banquete del Señor.
    Ésta  es la nueva Pascua,
  Pascua del único Rey,
  que termina con la alianza
  tan pesada de la ley.
     
    Esto  nuevo, siempre nuevo,
  es la luz de la verdad,
  que sustituye a lo viejo
  con reciente claridad.
    En  aquella última cena
  Cristo hizo la maravilla
  de dejar a sus amigos
  el memorial de su vida.
    Enseñados  por la Iglesia,
  consagramos pan y vino,
  que a los hombres nos redimen,
  y dan fuerza en el camino.
    Es  un dogma del cristiano
  que el pan se convierte en Carne,
  y lo que antes era vino
  queda convertido en Sangre.
    Hay  cosas que no entendemos,
  pues no alcanza la razón;
  mas si las vemos con fe,
  entrarán al corazón.
    Bajo  símbolos diversos
  y en diferentes figuras,
  se esconden ciertas verdades
  maravillosas, profundas.
    Su  Sangre es nuestra bebida;
  su Carne, nuestro alimento;
  pero en el pan o en el vino
  Cristo está todo completo.
     
    Quien  lo come no lo rompe,
  no lo parte ni divide;
  Él es el todo y la parte;
  vivo está en quien lo recibe.
    Puede  ser tan sólo uno
  el que se acerca al altar,
  o pueden ser multitudes:
  Cristo no se acabará.
    Lo  comen buenos y malos,
  con provecho diferente;
  no es lo mismo tener vida
  que ser condenado a muerte.
    A  los malos les da muerte
  y a los buenos les da vida.
  ¡Qué efecto tan diferente
  tiene la misma comida!
    Si  lo parten, no te apures;
  sólo parten lo exterior;
  en el mínimo fragmento
  entero late el Señor.
    Cuando  parten lo exterior,
  sólo parten lo que has visto;
  no es una disminución
  de la persona de Cristo.
    EI  Pan que del Cielo baja
  es comida de viajeros.
  Es un Pan para los hijos.
  ¡No hay que tirarlo a los perros!
     
    Isaac,  el inocente,
  es figura de este Pan,
  con el Cordero de Pascua
  y el misterioso maná.
    Ten  compasión de nosotros,
  Buen Pastor, Pan Verdadero.
  Apaciéntanos y cuídanos
  y condúcenos al Cielo.
    Todo  lo puedes y sabes,
  Pastor de Ovejas, Divino.
  Concédenos en el Cielo
  gozar la herencia contigo.
    Amén.
     
    Que Dios y María Santísima te bendigan.   Mary y  Jaime.