"¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?" Mateo 16, 26.
NADIE PIENSA POR MÍ
Yo decido gastar o ahorrar, reír o llorar, hablar o callar, engordar o enflacar. Yo decido ser feliz o infeliz, estar triste o alegre, quieto o activo. Nadie decide por mí. Yo decido creer o no creer; estar limpio o sucio, intranquilo o en paz. Si me desvelé o me acosté temprano, fue decisión mía. Yo decido trabajar o descansar, criticar o alabar, fracasar o triunfar, elevarme o hundirme. Nadie decide por mí, nadie piensa por mí.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.