(Extracto de reflexión dominical del padre Rogelio Narváez Martínez)
Al final de nuestra vida, no nos lamentaremos por no haber aprobado un examen más, o por no haber ganado un caso más o cerrado un contrato más, ni siquiera por no haber tenido impecable la casa. ¡No!
Lamentaremos el no haber escuchado la advertencia de un Dios que nos invita a colocar nuestra lámpara de vida cristiana en el centro de nuestras casas, el no haber pasado más tiempo junto al esposo, al hijo, al hermano, al amigo o al padre, el no rezar juntos.
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miércoles, 27 de marzo de 2019
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