SE TÚ MISMO.
En un pastizal un buey estaba paciendo. Una rana lo vio, y llena de envidia se dijo:
¡Qué bonito animal! Yo quiero ser igual. Y comenzó a hincharse, extendiendo al máximo su elástica piel. Luego le preguntó a sus renacuajos: Hijitos, ¿ya soy igual al buey? ¡Huy mamá! Te falta mucho, muchísimo todavía.
La rana, molesta pero decidida a ganarle en tamaño al buey, siguió hinchándose con más fuerza, hasta que de pronto Reventó.
Esopo.
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miércoles, 8 de mayo de 2019
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