viernes, 4 de octubre de 2019

Siete preguntas a Jesús.

SIETE PREGUNTAS A JESÚS
1. ¿Cómo te llamas?, Señor,
Mi nombre es Jesús, Dios que salva, Dios Salvador. He venido a salvar y no a condenar. Soy El Mesías; es decir, el Ungido.
Soy Cristo porque en mí reposa el Espíritu Santo, Espíritu de Sabiduría de Amor. El Espíritu Santo me ha ungido como Eterno y Sumo Sacerdote.
Me llamo Cristo porque he sido ungido por el Espíritu Santo.
Soy rey. Mi realeza consiste en servir, y no ha ser servido. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
Soy Emmanuel, significa Dios Con Nosotros. Un Dios que no está por encima de ustedes; ni por abajo. Soy un Dios que está con ustedes. Yo estoy en ustedes.
Yo soy rey. Mi reino está en el interior de tu corazón. Deseo que me sientas cercano, asequible: Dios Con Nosotros (Emmanuel).
2. ¿De dónde vienes?
Vengo del Padre. El Padre me envió. Yo soy la Eterna Sabiduría.
3. ¿A qué has venido?
A salvar al mundo.
No he venido a juzgar al mundo, sino a salvarlo.
He venido para hacer la voluntad de mi Padre: y he puesto su Ley en medio de mi corazón.
He venido a servir, a dar mi vida para la salvación de muchos. He venido para ser testigo de la verdad.
Yo he venido para destruir las obras del demonio. He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
4. ¿Adónde te vas?
Me voy al Padre, para prepararles a ustedes un lugar, y para interceder por ti y por cada uno de mis hermanos. Te enviaré al Espíritu Santo para que Él te recuerde todo lo que yo te he enseñado.
No te he abandonado. Voy a prepararte un lugar y a enviarte desde allá el Espíritu Santo.
5. ¿Dónde estás? ¿Dónde te puedo encontrar?
Estoy en todas partes, en tu corazón. Yo he hecho de ti un Templo del Espíritu Santo (haremos en ti nuestra morada). El Reino de Dios está dentro de ti, en tu corazón.
Estoy en la Eucaristía. Yo me valgo de la boca del sacerdote para decir esto es mi cuerpo, ésta es mi sangre. Me encuentras siempre en la celebración de la Misa. Me puedes encontrar en los pobres, en los enfermos, en los peregrinos, en los que carecen de pan, de techo, de libertad, de respeto. Me puedes encontrar en los desamparados, en los necesitados.
6. ¿Qué quieres que haga? ¿Cual es mi misión?
Hijo, te hice testamento: ámense unos a otros, tal como yo los he amado. No admito un amor a medias, la mediocridad no va conmigo.
Ámense unos a otros como yo los he amado; no es una recomendación, es un mandamiento. Permanezcan unidos tal como mi Padre y yo somos uno.
Vayan y anuncien el Evangelio a toda la creación. Vayan a todas partes de la Tierra. No pueden acallar el Evangelio. No hay ningún pretexto para dejar de anunciar el Evangelio. Tú tienes que ser evangelizador.
Yo dispuse que María, mi madre, sea tu madre, y por lo tanto madre de la Iglesia. Así como me acompañó a mí, deseo que a ti te acompañe siempre.
7. ¿Cómo eres tú, Señor?
Soy manso y humilde de corazón. Soy niño, yo soy un niño. Yo pienso como los niños; me confío en las manos de mi Padre; me abandono a la voluntad del mi Padre, como lo hace un niño.
Si tú quieres entrar en el Reino de Dios, tienes que ser como un niño. Dichosos los mansos, porque heredarán la tierra. Dios detesta la soberbia, y enaltece a los humildes.
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