sábado, 3 de septiembre de 2011

MI MIRADA HACIA EL CIELO.

Mi mirada debe estar puesta en el Cielo, que es allá en donde está mi meta. Si visualizo mi destino, soportaré el cansancio y la desilusión.

¡Qué me puede importar el que me falte mucho o poco, si es que voy en dirección correcta!  

Mi vida diaria debiera iniciar con ese ánimo dispuesto a afrontar mis responsabilidades, aún sin saber con certeza lo que me depara el día, pero con plena confianza en Dios.

Que Diosito y la Virgencita te bendigan.     Mary y Jaime.

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