Un día, San Buenaventura le pidió a Santo Tomás de Aquino que le mostrara su Biblioteca en donde había aprendido tanta ciencia.
Santo Tomás de Aquino lo llevó a su celda, y al correr la cortina le mostró su extensa Biblioteca:
Un reclinatorio frente a un Santo Cristo.
San Buenaventura le dijo entonces a santo Tomás:
¡Se parece a la mía!
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.