Dios premia el esfuerzo.
Mi lucha más sangrienta la tengo conmigo mismo, todos los días.
De todo lo que te pones, tu expresión es lo más importante.
Dios da alimento a las aves, pero no lo pone en el nido.
Dios da a cada quien lo que le conviene.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.