miércoles, 20 de mayo de 2015

ATENCIÓN PASTORAL PARA LOS DIVORCIADOS Y VUELTOS A CASAR.

ATENCIÓN PASTORAL PARA LOS DIVORCIADOS Y VUELTOS A CASAR

(Ideas que obtuve de la Conferencia dictada el jueves 14 de mayo, a las 20:00 horas, de 2015, por el Obispo Alfonso Gerardo Miranda Guardiola)

Si no podemos darle la Comunión a un hermano, démosle un abrazo; no cerrarle las puertas.

La primera preocupación  de la Iglesia debe ser la de no cerrar las puertas, sino abrirlas, ofrecer la luz que la habita, para salir e ir al encuentro de un ser humano (antorchas) que, aunque crea no necesitan un mensaje de salvación, se descubre a menudo atemorizado y herido por la vida.

Que la Iglesia sea un lugar donde ninguna familia se sienta sola, abandonada, relegada, ajena o extraña.

Hoy es tiempo de misericordia.

Una Iglesia de puertas abiertas.

Una iglesia de compasión y lugar de misericordia.

Iglesia en salida. Una Iglesia más sensible.

El Papa pide a gritos MISERICORDIA.

Primero es la misericordia, acoger, luego acompañar.

Primero se acoge, luego vamos juntos hacia Dios.

Si no podemos darle la Comunión a un hermano, démosle un abrazo; no cerrarle las puertas.

Hay que ofrecer un cálido acompañamiento espiritual desde la Doctrina Católica, a las personas que después de haberse casado por la Iglesia, se han divorciado, y luego se han vuelto a casar por el civil.

Responder a las interrogantes existenciales que surgen en las personas que pasan por esta situación:

¿Qué dice la Iglesia de mí? ¿Cuál es mi situación respecto a Dios y la Iglesia? ¿Cómo puedo vivir mi fe ¿Aún soy miembro de la Iglesia? ¿Cuál es mi lugar en ella?¿Todavía puedo aspirar a la santidad? ¿Cómo puedo participar en la Misa? ¿Puedo alcanzar la salvación? ¿Cómo debo guiar a mi nueva familia en las cosas de Dios?

Ofrecer a los divorciados y vueltos a casar un horizonte de vida nuevo dentro de la Iglesia, mostrándoles un camino de crecimiento humano y espiritual, aspirando a alcanzar la madurez de una vida plena, en armonía con Dios, con uno mismo y con el prójimo.

"Mamá, ¿por qué dice esa señora que no somos una familia normal?"

Dijo el Papa: "Yo no doy nada por perdido".

Que Dios y María Santísima te bendigan.   Mary y Jaime.

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