Cuando ayunes, no pongas cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad les digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Mateo 6, 16-18. |
LA HERENCIA DE MI ABUELO
Lo que hagas, hazlo con amor. Mantén el buen humor; rechaza todo pensamiento negativo. Sé justo, generoso y servicial; condúcete con sencillez. Sé tú mismo, honrado, agradecido, leal y sincero. Aléjate del ruido y del desorden; no discutas. Sé amable, esfuérzate, domínate y ten paciencia. Avanza firme y seguro; sé prudente, respetuoso y educado. No envidies, no presumas y no hables mal de nadie. Vive en paz. Eleva tu oración por todos; cuida tu cuerpo, tu alma y tu mente. Reza, ten fe y no te preocupes.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.