"Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿Quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?" Mateo 6, 25-27.
NUESTRA META
Esta vida no es más que un camino; lo importante será llegar al destino. Nuestra meta definitiva es la Vida Eterna; y mientras vivamos en esta tierra, Dios nos ofrecerá una nueva oportunidad. Podemos concentrarnos tanto en lo que está inmediatamente cercano a nosotros, que dejamos de ver la vida en una perspectiva amplia; nos llegamos a engolosinar con lo inmediato que olvidamos lo eterno.
Dios ha preparado para cada uno de nosotros un lugar en el Cielo. Allí está nuestra meta más importante. Todo lo que hagamos deberá conducirnos hacia esa meta: El Cielo.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.
