"Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios". Mateo 5, 8.
CRECIMIENTO ESPIRITUAL
(Extracto de la reflexión dominical del padre Rogelio Narváez Martínez)
¿Sábes? El pensador inglés John Thelwall, del siglo XIX, consideraba ´injusto influir en la mente de un niño inculpándole opiniones antes que haya llegado a la edad del raciocinio para que pueda escoger por sí mismo´. Ante lo anterior Samuel Taylor Coleridge, amigo de John Tewall, nos narra una esclarecedora anécdota en el libro TABLE TALK, con fecha del 27 de julio de 1830:
"Mostré a John Thelwall mi jardín, y le dije que era mi jardín botánico. ¿Cómo –preguntó-, si está cubierto de malezas?" "¡Oh! –repliqué-, es porque todavía no han llegado a la edad del raciocinio y la elección. Como ves, las malezas se han tomado la libertad de crecer, y me pareció injusto inculcar al suelo prejuicios a favor de las rosas y de las fresas".
Hablando sobre el tema de la fe, y de la formación en la fe. ¿Sabes? En la actualidad muchos padres de familia están sumamente preocupados del crecimiento físico de sus hijos, lo mismo que del crecimiento intelectual, y... ¡qué bueno que lo hagan!, pero les falta una verdadera preocupación por su crecimiento espiritual.
Es de todos conocido, que cuando los hijos tienen algunos logros en el aspecto físico el padre de familia se siente orgulloso. A los padres nunca les ha molestado, el que sus hijos experimenten su desarrollo biológico, todo lo contrario, esto les provoca complacencia, y hasta presunción.
De la misma manera, cuando los hijos tienen algunos logros académicos los padres se sienten realizados. Podríamos decir, que los logros de los hijos son también logros de los padres. Hoy los padres se preocupan, con toda la razón del mundo, de la educación básica y profesional de sus vástagos. Ellos quieren que estudien otra lengua extranjera, que se inicien desde muy niños en el mundo de la cibernética.
Todo lo anterior me parece valioso,... pero me preocupa y debiera preocuparnos el que no exista la misma preocupación por la educación religiosa. Recuerda que la fe tendrá sus pruebas que le fortalezcan: Hermanos una fe sin crisis es una fe infantil, una fe en crisis podríamos llamarle que es una fe adolescente; pero una fe a pesar de nuestras crisis es realmente una fe adulta.
Sentimos la fe como un peso cuando nos fijamos sólo en sus exigencias. Pero se transformará en el mejor de los alivios cuando con su luz iluminemos todos esos problemas que suele tener nuestra vida y se encargue de llenar de esperanza el corazón. Pidámosle a Dios que nos deje sentir la eficacia de su presencia en nuestras vidas.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.