"Bienaventurados los que procuran la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios". Mateo 5, 9.
SIEMPRE QUE TENGAMOS UN PORQUÉ EN LA VIDA, ENCONTRAREMOS UN CÓMO HACER LAS COSAS
El que sabe hacia dónde va y toma la dirección adecuada, da sentido a su vida.
Somos barro, es cierto, pero también somos espíritu y somos hijos de Dios.
Hay padres de familia que se ocupan del crecimiento físico e intelectual de sus hijos, pero olvidan el crecimiento espiritual.
Cada persona es como una casa de cuatro habitaciones: la física, la mental, la emocional y la espiritual.
Se trata de humanizar lo material y no de materializar lo humano.
Es lamentable cómo algunos tratan de degradar a la persona, Tempo del Espíritu Santo, imprimiéndole un valor comercial.
¿Será exitosa la persona que acumule una gran fortuna sacrificando su salud?
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.