El día de hoy se nos pide que respondamos CON EL AMOR.
No nos basta ni la fe ni la sola confesión de que Jesucristo es El Señor. Hacen falta las obras:
"No todo el que me diga: Señor, Señor…" sino el que cumpla la voluntad de mi Padre.
Se trata de pasar del verbo escuchar al verbo AMAR, puesto que ésa es la voluntad de Dios.
Ya lo indicaba san Agustín al decir: "Predica inútilmente la palabra de Dios por fuera el que no la escucha por dentro".
La vida cristiana auténtica consiste en establecer el Reino de Dios primero en uno mismo y sólo después en el prójimo y en el mundo.
La Palabra de Dios es para escucharse antes de predicarse. Y es que la Palabra que escuchamos moldea nuestra manera de pensar, y determina después la forma de ser y de actuar.
Así como el agua empapa la tierra y la fecunda, la Palabra de Dios nos irá penetrando hasta la raíz de nuestras decisiones.
Máxima:
"Donde no hay amor pon amor y sacarás amor.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.