MI ENEMIGO
Yo tenía un enemigo cuyo rostro luché por conocer; siempre seguía mis pasos acechando por doquier.
Frustraba mis planes siempre, destruía mis sueños, estorbaba mi ambición.
Cuanta vez yo me afanaba en conquistar un éxito, su respuesta era siempre NO.
Una noche lo alcancé, y de su rostro el velo rasgué. ¡Por fin vería su rostro! ¡Increíble! ¡Mi enemigo era yo!
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.