Cada obstáculo que se nos presenta es una oportunidad para superarnos, para crecer, para desarrollarnos y mejorar.
Si enfrentamos los problemas con decisión y valentía; si hacemos un esfuerzo por vencer a la pereza, lograremos el triunfo.
Dios premia el esfuerzo.
Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Entonces se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda roca.
Algunos de los comerciantes más adinerados del rey y cortesanos vinieron y simplemente le dieron una vuelta.
Muchos culparon al rey de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra grande del camino.
Entonces un campesino vino, y llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, el campesino puso su carga en el piso y trató de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró.
Mientras recogía su carga de vegetales, notó una cartera en el suelo, justo donde había estado la roca.
La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.