Para meditar se requiere un lugar tranquilo, postura corporal cómoda y digna, columna recta, ojos cerrados, estar con Dios.
Reconocer que Dios nos ama, que está con nosotros.
Digámosle: Dios Mío, te amo; Dios mío, te amo; Dios mío, te amo; Señor, confío en ti, espero en ti.
Dejar tranquilamente los pensamientos que nos vengan; permanecer así de dos a diez minutos; abrir los ojos lentamente.
Que Dios y María Santísima te bendigan.
Mary y Jaime.