PARA UN CEREBRO SANO
Comer menos.
Hacer ejercicio regularmente.
Viajar mucho.
Vivir acompañado.
Rezar, tener fe y no preocuparse.
Hacer ejercicio mental diariamente.
Adaptarse a los cambios (la rutina es muy mala para el cerebro).
Evitar el estrés crónico (practicar deporte).
No fumar.
Dormir bien (ocho horas).
Evitar el apagón emocional (la motivación, la ilusión y la emoción impulsan hacia adelante).
Agradecer, agradecer, agradecer.
Disfrutar de las pequeñas cosas.
Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.