"Los discípulos se acercaron y lo despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!» Pero él les dijo: «¿Por qué tiemblan, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, dio una orden al viento y al mar, y todo volvió a la más completa calma". Mateo 8, 25-26.
HOMBRE
(José María Napoleón)
Hombre de fachada triste,
dale al tiempo buena cara;
no seas casi mar o casi río;
o sé mar, o río, o nada.
Hombre de mediana estampa,
dale vida a tu esperanza;
no es mejor el que va aprisa,
para caminar distancias.
Hombre, si te dices hombre,
no interrumpas tu jornada;
o harás de esta vida tumba,
y de la tumba tu morada.
Si has de tener una rosa,
tienes que mirar la espina;
y si no sabes del dolor,
no sabrás de la alegría.
No le pidas al Señor,
hombre, que te dé una casa;
agradécele, mejor,
que tienes vida; y trabaja.
De qué te sirve la voz,
para qué quieres palabras,
si te espantas al menor,
movimiento de olas bravas.
Hombre, si te dices hombre,
no interrumpas tu jornada;
o harás de esta vida tumba,
y de la tumba tu morada.
Si has de tener una rosa,
tienes que mirar la espina;
y si no sabes del dolor,
no sabrás de la alegría.
No es más hombre el que parece,
ni el que grita más, y espanta;
sino el que lleva en su voz,
la verdad de su palabra.
Ni el que tiene más mujeres,
ni el que bebe más y aguanta;
sino el que tiene una sola,
y una sed para calmarla.
Hombre, si te dices hombre,
no interrumpas tu jornada;
o harás de esta vida tumba,
y de la tumba tu morada.
Si has de tener una rosa,
tienes que mirar la espina;
y si no sabes del dolor,
no sabrás de la alegría.
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Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.