miércoles, 8 de junio de 2011

UN PORQUÉ.

Siempre que tengamos un porqué en la vida encontraremos un cómo hacer las cosas. Nuestra mirada debe estar puesta en la morada, en la eternidad, que es allá en donde está nuestra meta. 


Si visualizamos nuestro destino, y que se va nadando en la dirección correcta soportaremos el cansancio y la desilusión, ¡qué nos puede importar el que nos falte mucho o poco, si es que vamos nadando en el rumbo adecuado! Pero, cuando un día dejamos de ver la costa y nuestro destino, es cuando nos volvemos susceptibles a sumergimos en la más terrible de las desesperaciones.

Que Dios y María Santísima te bendigan. Mary y Jaime.

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